En países desarrollados, la brecha digital entre la ruralidad es de solo 5%, mientras que en territorios de poco desarrollo hay una diferencia de hasta 30%.
Con la llegada de la pandemia, la tecnología representó una excelente oportunidad para continuar labores de trabajo y estudio desde casa, y las videollamadas o clases virtuales fueron las herramientas que aseguraron la permanencia de los procesos que el mundo hacía normalmente. Sin embargo, esto que representó una ventaja, también dejó ver las carencias de los países con respecto a la accesibilidad al internet en las diferentes zonas.
Un informe publicado por la OCDE sobre la accesibilidad de los países al internet y la brecha existente entre las zonas urbanas y rurales, evidenció que, en países en desarrollo, hay una brecha digital de entre 5% y 10%, mientras que en territorios poco desarrollados puede haber una diferencia de acceso de hasta 30%, además, varios estudios de la misma organización aseguran que solo 40% de hogares rurales acceden a internet en América Latina.
Precisamente en ese punto, el estudio confirmó que Brasil, uno de los países con mayor diferencia entre zonas, reportó una cobertura de internet banda ancha de 41% en zonas rurales, mientras que en las áreas urbanas cerca de 66% de las zonas cuentan con acceso.
Otro en la lista es México, el cual reportó 56% en la totalidad del acceso de internet del país lo que incluye, zonas de la urbe y el campo. Esto, traduce que al menos 40 millones de mexicanos no cuentan con conectividad a la red.
Siguiendo a un plano local, el informe mostró que Colombia tiene 52% en la totalidad del acceso a internet, aunque según información aportada por la Gran Encuesta TIC de 2019, hecha por la Universidad Nacional, cerca de 40% de la población colombiana no tiene acceso a internet fijo y sólo 26% de los hogares rurales tienen conexión.
Con respecto a los países que obtuvieron mejores resultados en el acceso a la red, Corea del sur se encuentra encabezando la lista, con un cubrimiento tanto en zonas rurales como urbanas de 99,7%, seguido por Países Bajos con 96%, Reino Unido con
95% y Japón con 96%.
Según Jorge Negrete, presidente de Digital Policy & Law Group y analista del sector de telecomunicaciones, los países nórdicos coinciden con la mejor conectividad, puesto que tienen tasas de pobreza menores a 10%. Por su parte, México y Chile cuentan con un índice de 17%.
“Pese a que Colombia ha liderado la región desde hace cinco años, con uno de los dos servicios de internet más asequibles de América Latina, este país, junto a México tienen los dos de los espectros radio eléctricos más caros de la zona”, agregó.
En el caso colombiano, Daniela Montes Agudelo, magister en administración de sistemas de la Universidad Nacional, comentó que es momento de actualizar el marco regulatorio e institucional de las telecomunicaciones, pues existe la necesidad de crear normativas para la cooperación entre compañías públicas y privadas.
En este punto, Negrete manifestó que la brecha únicamente depende del despliegue de infraestructura, pues en casos como Chile, Uruguay y Costa Rica, la cobertura en zonas rurales es destacable, a diferencia de Brasil, Colombia y Perú.
Las ciudades principales, en estos países, son las mejor conectadas, pues en zonas urbanas este es un mercado de alta rentabilidad, por ello, Sao Paulo, Buenos Aires, Bogotá, Medellín, Santiago de Chile y otras más, cuentan con la mejor infraestructura de telecomunicaciones. De hecho, Chile cuenta con la red 4G más amplia de la región.
El experto se refiere al caso chileno como una posible solución al problema, pues el país lleva 10 años de licitar espacios radio eléctricos a precios muy bajos y prácticamente ha otorgado los cupos con un valor simbólico, pero a cambio de ello obtiene obligaciones de cobertura muy fuertes y sólidas, lo que le permite cubrir cerca de 92% de la población chilena a precios muy asequibles.
Sin embargo, en Colombia el modelo es diferente, pues consiste en crear empresas públicas que manejen una red compartida para proporcionar fibra óptica y banda ancha, aunque este modelo no ha funcionado en otros territorios, puesto que las empresas públicas no son rentables o han perdido sus objetivos para ajustarse a la viabilidad económica.
Colombia cuenta con la mayor cantidad de operadores públicos en competencia o que se han asociado con empresas privadas y una muestra de ello es ETB en Bogotá, o la asociación de Une en Medellín con Tigo, o las influencias del sector público en Movistar, puesto que 32% de las acciones de esta empresa corresponden al Estado colombiano.
Es por ello que, según Negrete, la solución consiste en reducir el costo de los espacios radio eléctricos, pues Colombia es el país con mayor número de operadores en América Latina, a diferencia de la mayoría de países a nivel mundial que cuentan con pocas empresas, pero con una mayor solidez, lo que les permite realizar las inversiones necesarias en áreas rurales.
Además, asegura que el hecho de no invertir en estos territorios alejados, sino sólo en áreas urbanas, llega a producir marginación en esas comunidades, pues vulnera derechos fundamentales, como el acceso a la educación y la salud.